La temperatura del planeta está cambiando
Desde que se registran las temperaturas globales del planeta se ha notado un incremento, lento pero progresivo, en los últimos tiempos, de tal manera que los 15 años más calientes de los últimos 150 años, por lo menos, han sucedido de 1982 a la fecha. Pero, ¿qué tanto ha aumentado la temperatura desde que se tienen registros confiables? Poco menos un grado centígrado (Celsius) de manera glo
¿A qué se debe este incremento de las temperaturas?
Cada vez, una menor cantidad de especialistas y grupos de investigación aseguran que el calentamiento global se debe a un proceso natural de oscilaciones de la temperatura terrestre ajeno a los procesos humanos. Algo similar (solamente que a la inversa) a las épocas de las grandes glaciaciones.
Pero la gran mayoría de los científicos coincide en que se debe a procesos de la actividad humana, vinculados con la producción de gases por la quema de combustibles fósiles, principalmente carbón, petróleo, derivados del petróleo, gas, madera, “desechos” de siembras y basura. También se producen estos gases, en menor medida, por la descomposición de materia orgánica.
El proceso por el que se genera el calentamiento es sencillo, pero no debe creerse que éste es provocado directamente por las radiaciones caloríficas de la combustión, como cuando nos encontramos cerca de un incendio y sentimos “más calor”. No; se trata de un proceso que tiene que ver principalmente con las emisiones de bióxido de carbono, metano y óxido nitroso (este último producido por la utilización de fertilizantes, entre otras cosas), que quedan como residuos de la quema de los combustibles y que representan, en su conjunto, poco más de 96% de la causa del problema.
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Figura 1. Efecto invernadero. |
El proceso es el siguiente: el Sol provee de luz y calor a la Tierra, pero ésta no sufre de un aumento considerable de la temperatura sino que se mantiene constante (en términos generales) debido a que existe una radiación de luz infrarroja desde nuestro planeta hacia el espacio exterior; esto es, existe un equilibrio térmico porque la Tierra regresa energía al espacio. Parte de la energía se pierde hacia el espacio y parte se mantiene en la atmósfera. La temperatura media del planeta (14 grados centígrados) ha permitido que éste sea habitable. Esta situación, llamada, efecto invernadero (ver fig. 1), ha permanecido sin grandes variaciones durante millones de años y ha ayudado al desarrollo de la vida y a la evolución de especies, incluida la humana.
Pero, ¿qué pasa si parte de la energía que se disipa desde la Tierra hacia el espacio queda atrapada en la atmósfera terrestre? Irremediablemente aumenta la temperatura del planeta. Resulta que las emisiones producidas por la quema de combustibles fósiles (llamadas gases de efecto invernadero) que se quedan en nuestra atmósfera absorben más calor y, en complicidad con las moléculas de agua, no permiten que éste se disipe hacia el espacio. Por lo que, de acuerdo con la mayoría de los investigadores, la temperatura del planeta se encuentra en aumento.
III. ¿Acaso un grado centígrado es de preocuparse?
Sería bueno que comenzaran a discutir el tema en el salón de clases con una pequeña investigación de campo: pregunten a unas 50 personas (entre todo el grupo), mayores de 30 años, si han sentido que la temperatura del medio ambiente actual ha cambiado respecto a cuando eran niños. Quienes contesten que sí, deberán proporcionar una estimación de qué tanto. ¿Qué obtuvieron cómo resultados?
Suponemos que algo muy parecido al nuestro, y es que nosotros ya hicimos nuestro propio estudio: a pesar de que el cambio de la temperatura del planeta en los últimos años ha sido solamente de menos de un grado centígrado, la apreciación de la gente es de que se trata de un aumento mayor. ¿Cómo sería la apreciación si el aumento fuera de 4 o 5 grados centígrados?
Ahora, el problema no es solamente de apreciación y de molestia; el problema es mayor. Con solamente un grado centígrado de aumento ya se ha registrado la desaparición de varias especies, entre ellas el sapo dorado de Costa Rica, que a finales de la década de 1980 dejó de existir. Con un grado centígrado se aprecia el deshielo de algunas regiones congeladas de ambos polos. Con un grado centígrado ha aumentado la cantidad y la intensidad de los huracanes (en los últimos 30 años), lo que tiene que ver directamente con la temperatura de los océanos. En fin, un grado centígrado “no es tantito”.
IV. ¿Cuánto más aumentará?
Si la temperatura sigue aumentando en el mismo ritmo que se ha registrado, para el año 2100 podrá existir un incremento de hasta 6 grados centígrados en el planeta.
V. ¿Podemos hacer algo?
Curiosamente, y para beneplácito de todos, la solución, al igual que el problema, se presenta de manera global. Todos debemos contribuir para reducir las emisiones de partículas por quema de combustibles fósiles, porque todos, directa o indirectamente, las provocamos.
VI. ¿Yo quemo carbón, gas o petróleo y sus derivados?
Sí, indirectamente: al hacer uso de la energía eléctrica y al transportarnos en medios motorizados todos incidimos en la quema de combustibles fósiles. La mayor cantidad de la producción de la energía eléctrica proviene de la quema de combustibles (termoeléctricas); en menor medida es generada en hidroeléctricas o nucleoeléctricas. Por lo tanto, al reducir al mínimo el consumo de energía eléctrica en nuestras casas, escuelas, centros de trabajo, etc., estamos evitando que aumente la temperatura del planeta; de la misma manera, al utilizar de forma moderada (o, no utilizar) automóviles y cualquier medio que consuma para su funcionamiento derivados del petróleo, contribuimos a la solución.
Para concretar lo que debemos hacer, mostraremos una lista de acciones básicas que, a corto plazo, cada uno de nuestros alumnos, familias y, por supuesto, nosotros mismos debemos asumir.
Es muy importante señalar que muchas de las acciones que se describen a continuación suponen un gasto inicial de dinero, pero la recuperación de esa inversión puede ser a muy corto plazo –no mayor de un año– por el ahorro en el consumo de luz y combustible. Por lo que, dicho de otra manera, los siguientes pasos también contribuyen a mejorar la economía de las familias.
Sella tu casa El 36% de la energía que se consume en el mundo es para calentar o enfriar espacios, por lo que éstos se deberán aislar perfectamente. Es muy común utilizar aire acondicionado en zonas tropicales, pues el calor suele ser agobiante. La pérdida de aire frío por fugas en los resquicios de puertas y ventanas es muy alta, de tal manera que al evitarlas podemos disminuir la potencia del aparato que enfría, y así ahorrar hasta 50% de la electricidad consumida o más (esto se ha demostrado en algunos estudios hechos en Alemania y en Suiza con el plan denominado “Casas de energía cero”). Algo similar sucede al calentar un cuarto con un calefactor: se puede reducir hasta 50% de la energía eléctrica consumida si el cuarto se encuentra perfectamente aislado del frío del exterior. |
Cambia los focos La mayoría de las bombillas que utilizamos actualmente funciona debido a la incandescencia de un filamento al hacer circular corriente eléctrica por él. En este proceso existe una gran pérdida de energía debido al calor disipado (y que no tiene utilidad, ya que únicamente se aprovecha la iluminación). Poco a poco se deben adquirir focos fluorescentes (también llamados bombillas fluorescentes o cfl, por sus siglas en inglés) para sustituir las viejas bombillas de uso muy extendido. Estos focos consumen solamente alrededor de 20% de la energía utilizada por los focos convencionales. |
Apaga la luz Apagar los focos que no iluminan a nadie ni a nada, la radio que nadie escucha, la televisión que nadie ve, el ventilador que nadie usa y, en general, los aparatos eléctricos prendidos pero que no son utilizados. |
Desconecta tus aparatos Debemos desconectar todos los aparatos eléctricos que aun apagados siguen consumiendo energía, como las computadoras, la televisión, el estéreo, o aquellos que mantienen un foquito (o led) encendido. Estos equipos gastan hasta 15% de la energía, aun cuando se encuentren aparentemente apagados. |
Cambia tu refri Cambiar el refrigerador (si es que aún no se ha hecho) a uno de bajo consumo de energía es importante, pues éstos tienen procesos de enfriamiento similares pero ahorran grandes cantidades de electricidad. |
Tapa las ollas Debemos tapar las ollas donde se cuecen los alimentos, aunque preferentemente se deben utilizar ollas de presión, ya que consumen 20% de la energía que usa una olla convencional. |
Ahorra energía con una laptop Si piensan adquirir una computadora, compren un modelo portátil, de las denominadas laptop, pues consumen solamente 20% de la energía que consume una con cpu y pantalla con cinescopio. |
Ahorra gas Debemos limpiar periódicamente el calentador de agua o boiler para maximizar el calor por la combustión del gas. Es recomendable que toda la familia se bañe a las mismas horas del día para no prender el calentador dos o más veces en 24 horas, pues de esta manera se desperdicia menos gas. Aunque sería mucho más conveniente bañarse con agua tibia. |
Camina más Procura viajar lo menos posible en el automóvil particular, usar más los autotransportes públicos y, sobre todo, caminar. |
Da mantenimiento a tu auto Las llantas de los automóviles deben encontrarse perfectamente infladas, pues de esta manera el vehículo se desplaza mejor y se optimiza el uso de la gasolina. Además, el auto no se debe calentar en las mañanas. Se debe arrancar lentamente y poco a poco, y ya en marcha, irá calentando. |
No quemes basura Es fundamental para la disminución de contaminantes no quemar basura ni hacer fogatas. |
VII. ¿Un futuro incierto?
Si poco a poco nos vamos acostumbrando a una nueva forma de vivir ahorrando energía, parte de la solución estará dada. Pero en los niveles de política gubernamental también se deben fijar posturas al respecto, cambiando nuestros sistemas de producción de energía al favorecer las que emitan menores cantidades de gases de efecto invernadero. Paradójicamente, en contra de lo que se pensó hace algunos años, en la actualidad es quizá conveniente reforzar las acciones para construir más nucleoeléctricas que sustituyan a las termoeléctricas, de manera que podamos evitar la quema de combustibles; aunque éstas también tienen riesgos. Asimismo, se debe favorecer la utilización de medios de transporte que aprovechen energías alternativas, como la del Sol.
La solución no es sencilla, pues implica una forma de vida diferente. No tenemos certezas de cómo será el futuro a este respecto, pero lo que sí sabemos es que si no tomamos medidas en este momento, las siguientes décadas pueden traernos problemas a los que nunca nos habíamos enfrentado.
DANIELA MURILLO 4T12EI